Viajar a través del tiempo
Aún estaba en la escuela primaria la primera vez que soñé viajar a través del tiempo mientras miraba en la tele la serie “Voyagers”, en la cual un pequeño y un casanova viajero del tiempo se aventuraban a través de lo ancho y largo de nuestra historia para efectuar los pequeños arreglos necesarios que cuidaran que sigamos conociendo el mundo tal cual es en la actualidad. Al final de cada episodio te invitaban a viajar a la biblioteca para conocer más acerca de algún elemento histórico, ya que “¡Todo está en los libros!”.
Cualquiera que lea estas palabras, seguramente sabrá que Gerry Garbulsky invita a sus entrevistados a hacer este tipo de viajes, pero con la complejidad de hacerlo a través de un amigo tacaño que es el inventor de la maravillosa máquina y que nos dice: “te voy a dejar hacer un viaje, un solo viaje, podés ir a dónde y a cuándo quieras, y después volvés al aquí y ahora. ¿Irías al futuro o al pasado?”.
Esa pregunta siempre me la hice y me genera bastante incomodidad, pero esta semana algo cambió, tal vez sea que caí en la cuenta de que Baikal nos permite hacer estos viajes en forma permanente y es que este lunes Sebastián Campanario y Nacho Zuccarino lo dejaron muy en evidencia en Proxi, eligiendo viajar al futuro (paradójicamente bastante presente) de la inteligencia artificial y de los dilemas morales que aún nos quedan por resolver de cara a un mundo cada vez más automatizado donde nuestro destino parece que tiende a convertirnos en centauros.
Pero mi sorpresa fue aún más grata cuando poco menos de 24 horas después pudimos viajar 2400 años hacia el pasado gracias a la Maratón Platónica guiada por Christián Carman y Juan Torbidoni, quienes nos invitaron a descubrir que más allá de la retórica, el diálogo entre Sócrates, Gorgias, Polo y Calicles también plantea esos dilemas morales que tan presente (y futuro) tenemos.
¿Será que es necesario pararse en el pasado para resolver los desafíos que nos plantea el futuro?
Lo que es cierto es que parece que no necesitamos un amigo tacaño para viajar en el tiempo, al menos no para quienes formamos parte de la asombrosa y curiosa Comunidad Baikal.
PD: no le avisen a Gerry de esto, no sea cosa que le arruinemos la pregunta.
Javier Felipe