El arte de conversar
Si tenés más de 35 recordarás que hace no tanto tiempo para dejar grabado algo en video que nos gustaba mucho nos valíamos de un casete VHS, un dispositivo de cinta magnética que permitía grabar algunas horas y que utilizábamos una y otra vez a medida que lo habíamos visto o perdíamos interés por su contenido. Cabe aclarar que el medio sufría desgaste y ante cada nueva grabación, la imagen y el sonido iba perdiendo calidad. Por eso, solíamos tener alguno siempre reservado para aquellas cosas que creíamos que íbamos a seguir viendo toda la vida. En mi caso, durante mi adolescencia, utilicé un TDK T-120 HiFi (en modo SP) para dejar inmortalizados para la eternidad los 96 minutos de la película “The Wall”.
El encuentro del pasado sábado de “Vivan las Ideas” era para grabarlo en uno de estos dispositivos y dejar rotulado con fibrón indeleble “El arte de conversar”.
No todos los días tenemos la oportunidad de conversar con Diana Wang, Guadalupe Nogués, Gustavo Faigenbaum, Christián Carman, y Gerry Garbulsky acerca de lo que pensaba Sócrates a través de Platón, la conversación colaborativa, el pensamiento, las direcciones argumentativas, las rebuscadísimas cinco E de Gerry, las conversaciones difíciles o la receta ideal para que una conversación termine en pelea.
Son tantas las ideas que terminaron dando vueltas por las cabezas de más de un centenar de personas que necesitaremos varios días o tal vez meses para que terminen de decantar, pero sin lugar a dudas ninguno de nosotros verá las charlas como antes.
A partir del sábado todos somos conscientes que una charla puede llegar al alma, que la conversación colaborativa nos abre hermosos caminos para pensar, que debemos tener en claro el objetivo, que meterse de lleno siempre garpa, que no vale la pena si no estamos realmente interesados, que los egos no sirven de nada en esas ocasiones, que cambiar de opinión puede resultar un acto bellísimo y placentero, que todos podemos mejorar si nos respetamos, que siempre podemos encontrar puntos en común, que debemos generar un espacio de confianza y que es sumamente importante ponerse en los zapatos del otro, habiéndose sacado primero los propios.
Javi Felipe