Tesla no es una empresa de autos eléctricos
Elon Musk afirmó que su propósito está en aquellas cosas que pueden cambiar el futuro de la humanidad. Las energías renovables y la inteligencia artificial son algunas de esas cosas y convergen en Tesla Inc. “Me siento muy seguro de predecir taxis autónomos de Tesla para el próximo año”, “con la aplicación vas a poder pedir un Tesla o incorporar el auto a la flota”, “esperamos operar con una combinación de Uber y Airbnb”, “lo podés agregar a la flota y Tesla se queda un porcentaje de las ganancias”, “sin volantes ni pedales” fueron otras de sus declaraciones. Tesla es una empresa de tecnología.
Nikola Tesla inventó el motor eléctrico de corriente alterna a fines de 1800. Era la nueva tecnología. Limpia, silenciosa, duradera, sin mantenimiento y dominaba el mercado a comienzos de 1900. Pero Henry Ford, el Ford T y el Fordismo lograron bajar los costos de producción del viejo motor de combustión interna, masificaron su producto y desplazaron por completo a la promesa eléctrica. Crearon un modelo de concesionarios para centrar las ventas y los servicios de mantenimiento. Así, durante casi 100 años, sin grandes presiones para cambiar, los autos convencionales se establecieron como tecnología, continuaron optimizándose y liberando dióxido de carbono a la atmósfera.
En 2003, con un modelo de negocios opuesto al tradicional, de venta directa, online, sin intermediarios, con servicio post venta directo y sin inversión en marketing, Tesla Inc irrumpió transversalmente en la industria automotriz.
Su plan de negocios planteó 3 etapas fundamentales. En una primera etapa, producir autos de lujo, en poco volumen y alto precio. Luego, autos a un precio un poco menor y en mayor cantidad y, por último, a un precio de mercado que permita masificar el producto. El auto de lujo fue Tesla Roadster. La autonomía de las baterías no permitía todavía cubrir largas distancias pero derribó otras de las percepciones negativas de los autos eléctricos. Funcionan y no son lentos. Tienen rápida aceleración, no necesitan mantenimiento y son seguros. Sin botones y con un software totalmente integrado, las actualizaciones del sistema se hacen por una aplicación online. A partir del desarrollo de baterías y software la compañía diseñó un conjunto completo de autoconducción autónoma. Al Tesla Roadster le siguieron el Model S, Model X y Model 3. El plan sigue su curso.
Para cubrir la demanda futura de baterías, en 2014 instalaron su propia fábrica con capacidad para duplicar la producción mundial de ese entonces. La mejora en su densidad energética les permite bajar los costos, logrando mayor penetración en el mercado. Para sortear el problema de carga desarrollaron Superchargers, una red de estaciones de recarga aptas para cualquier auto eléctrico. A la producción de Estados Unidos, sumaron una fábrica en Shangai y anunciaron la próxima en Alemania. El último año alcanzaron cerca de 400.000 unidades vendidas.
En 2014 Tesla liberó las patentes que protegían su propiedad intelectual y en 2016 incorporó SolarCity, la compañía de energía solar de Elon Musk y sus primos. Es evidente que el core de la compañía no está en los autos eléctricos. El proyecto de desarrollo de baterías, su generación y almacenamiento está alineado con cambiar la matriz energética. Generar y acumular energía para hogares y para la industria. Brindar servicios B2B (business to business), con impacto y visibilidad. Con respecto a inteligencia artificial, los autos Tesla que recorren las calles desde 2008 están recolectando datos para mejorar el software de conducción autónoma. Esto representa una ventaja frente a los demás competidores en autos eléctricos ya que Tesla tiene más de 10 años de base de datos que le permiten diseñar e imitar los procesos de inteligencia humana. La migración de autos de combustión interna a autos eléctricos no transforma sustancialmente la industria, pero los autos autónomos cambian el modelo de propiedad del automóvil por completo. De ser indudablemente un producto, la autonomía convierte al auto en un servicio. Tesla está desarrollando la infraestructura para brindar servicios en donde, por ejemplo, los modelos de taxis y Uber dejarían de tener sentido.
Elon Musk viene cumpliendo sus promesas, aunque no siempre en los tiempos esperados. Tal vez no sea este año o no sea Tesla pero los autos autónomos son una realidad.
“Es financieramente insano comprar otro auto que no sea Tesla”, “en 3 años sería como comprar un caballo”, son otras de sus declaraciones. Solo para tenerlas en cuenta.